E. Guillamón
jueves, 16 de junio de 2011
No era el morir lo que me importaba,
era la tristeza,
el asombro,
las pocas personas buenas que hay llorando en la noche.
Las pocas personas buenas.
.
Tan preocupados están
por desgajar de mis huesos
la carne de mi alma
que apenas parecen pensar
en su propia existencia.
Si fuese un mono me expulsarían de la tribu.
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